Muchos consideran que la arqueología sea una ciencia que se ha detenido, pero como la define este sitio de internet, ella aun es una “ciencia viva”. Por viva queremos significar un concepto que puede ser resumido con las palabras: “en continua evolución”, en el sentido de que muchas cosas aun no son claras, sobre todo debido a los numerosos hallazgos que continuamente se descubren y que no deberían existir.
      Estos objetos son comúnmente definidos OOPArts, acrónimo que significa Out Of Place Artifacts, es decir hallazgos fuera de toda colocación lógica, objetos fuera del tiempo. Y es precisamente de objetos fuera del tiempo que tratará este artículo, intentando sintetizar de forma clara algunas entre las argumentaciones principales sobre los OOPArts, con particular atención a huellas ciertamente extrañas de un avanzado futuro halladas sin embargo en remotas épocas pasadas, consideradas “imposibles” por la arqueología oficial.
     
      Comenzamos con particulares bajorrelieves hallados en el templo Ptolemaico del siglo 1 a.C. dedicado a la diosa Hathor, en Dendera, localidad de Egipto en la orilla occidental del Nilo. A estos bajorrelieves ha sido dado el nombre de “lámparas de Dendera”, y la causa de esto puede fácilmente deducirse mirando la siguiente foto.

      De hecho, es innegable que estas incisiones hagan pensar en aparatos electrónicos, particularmente en una especie de lámparas. En estos bajorrelieves puede de hecho observarse un involucro exterior que contiene una forma alargada no recta que los arqueólogos tradicionalistas han asociado a la serpiente de la creación pero que sin embargo muchos interpretan como un filamento similar a los de incandescencia de los modernos bombillos.
      Esta hipótesis es reforzada por lo que parece ser un cable eléctrico conectado a la base de las “lamparas”. Pero observándolas con más atención, algunos han notado que estas semejan algo más sofisticado de simples bombillos, es decir tubos de Crookes, particulares tubos en vidrio con su interior envasado al vacío, en forma de cono, que presentan tres electrodos, un anion y dos cationes. Ellos toman el nombre desde su descubridor, el físico William Crookes. Estos instrumentos poseen importancia notable ya que son precursores del famoso tubo catódico.
      De la siguiente foto podemos notar, de hecho, un particular interesante que hace pensar en los instrumentos que hemos descrito.

      Frente a una de estas lámparas, en correspondencia de la relativa punta, que en los tubos de Crookes corresponde a la zona desde la que salen las radiaciones producidas, se encuentra el dios Thot con dos cuchillos en las manos para marcar un peligro. Un detalle sin duda muy intrigante.
      Aunque no estamos convencidos de la verdadera naturaleza de los objetos simbolizados en los bajorrelieves, son muchos los particulares que dejan pensar en aparatos eléctricos, y en el templo de hecho hay figuras de conexiones eléctricas, carretes, y hasta de descargas eléctricas.
     
      Quedando en tema de electricidad, analizaremos ahora un extraño hallazgo descubierto en 1936 durante excavaciones arqueológicas en Kuyut Rabbou’a, cerca de Bagdad, actual capital de Iraq. Este territorio es, de hecho, muy rico en hallazgos históricos, habiendo sido en un remoto pasado uno de los lugares más colonizados y fértiles del mundo, tanto que ha sido bautizado “medialuna fértil”.
      Hablamos de la llamada “pila” de Bagdad. En realidad este hallazgo no es una pieza única, son varios los hallazgos de este tipo descubiertos en la zona mesopotámica.
      La “pila” está formada esencialmente por un involucro de arcilla amarilla, en forma de vaso alargado, del tamaño de una mano, con tapa de asfalto. En el interior de este contenedor, recto desde la tapa, se encuentra un cilindro de cobre, largo 9 cm y ancho 26 mm, detenido también en la otra extremidad por una tapa de asfalto y en su interior, siempre recto desde la tapa exterior, se encuentra una barra de hierro. La siguiente foto muestra separadamente las varias partes que hemos descrito.

      La semejanza de este objeto con una pila de carbón - zinc, las pilas comunes, llevó el director del Museo Iraquí de Bagdad, Wilhelm König, a teorizar que pudiera tratarse de un generador galvánico. De hecho este objeto, siendo formado por dos tipos diferentes de metal, con la aplicación de una oportuna solución ácida utilizada como electrolito, como en el siguiente esquema,

podría generar un pequeño flujo de cargas eléctricas, como aquellos de las comunes pilas.
      Algunos afirman la hipótesis de que se trate de un simple contenedor de rótulos sagrados con sentidos mágicos o propiciatorios, pero ¿no sería algo en verdad curioso si hombres de un remoto pasado, con la intención de construir un simple contenedor, hubiesen casualmente creado un objeto que funcione según complejos procesos químico - fiscos? Que el lector juzgue por sí mismo.
     
      Ahora nos transferimos al nuevo continente, precisamente en Palenque, importante sitio arqueológico Maya situado en el estado mexicano d Chiapas, en donde hallamos otro particular bajorrelieve conocido como: “astronauta de Palenque”.
      También aquí, observándolo, no es difícil entender el porqué de dicha definición.

      Palenque había ya sido abandonada cuando llegaron los conquistadores. En junio 1952 una equipe guiada por el arqueólogo mexicano Alberto Ruz, empeñada en la restauración de algunas ruinas Maya de Palenque, hallaron esta lastra de piedra con un peso de cinco toneladas, que recubría el sarcófago de un rey Maya llamado Pacal, quien vivió en el siglo VII d.C., con una incisión de una escena que ha puesto en crisis a los estudiosos.
      Como puede verse también de la imagen, la estela muestra de hecho lo que parecería ser un hombre pilotando una nave espacial! Entrando más en el detalle, la escena muestra un hombre sentado en una especie de habitáculo, doblado hacia delante, con manos y pies apoyados a objetos de varias formas y dimensiones que recuerdan instrumentos mecánicos. Detrás del hombre hay un bloque que hace pensar en el “motor” de la nave. El pie derecho parece apoyarse sobre un pedal y el hombre hasta parecería tener un respirador conectado a su nariz.
      Según la arqueología oficial, y también según el CICAP (Comité Italiano para el Control de las Afirmaciones sobre el Paranormal), el bajorrelieve podría explicarse como una metáfora de un sacerdote o un rey en el momento de su muerte, durante el pasaje desde el mundo de los vivos al más allá, estilizado según símbolos típicos de la cultura Maya, pero vista la particularidad del diseño, en el que demasiados particulares llevan al astronauta, considero que entre las dos interpretaciones la menos probables es la oficial.
     
      Todo esto demuestra que algo no está bien, que el mundo antiguo quizás no sea tan sencillo como lo creemos y que por lo tanto la arqueología es más viva que nunca.
Lorenzo Masala

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